Charlize Theron interpreta a la heroína Andrómaca de Escitia, o simplemente Andy, líder de un grupo secreto de mercenarios que tienen una característica común: todos son inmortales. “La vieja guardia”, que estrena hoy Netflix, es uno de los filmes más esperados del año por los fans de las historias de superhéroes.
Se trata de una adaptación de una novela gráfica del estadounidense Greg Rucka, ilustrada por el argentino Leandro Fernández. El mismo Rucka, que escribió cómics para DC y Marvel -y obtuvo el codiciado premio Eisner- está a cargo del guión del filme.
Booker (Matthias Schoenaerts), Joe (Marwan Kenzari), Nicky (Luca Marinelli) y la joven Nile (KiKi Layne) son los guerreros dirigidos por Andy, que usan sus poderes para proteger al mundo. Se mueven en la era contemporánea a la del mundo real de los mortales, y realizan sus acciones de manera secreta. Pero su existencia se pone en riesgo cuando una de sus misiones fracasa y salen a la luz sus habilidades.
Frente a esta nueva amenaza será clave la dupla de Andy con Nile, dos mujeres aguerridas. Por medio de estos personajes, la directora Gina Prince-Bythewood (la misma de “Love and basketball”) busca transmitir una de las ideas centrales de la historia: que la inmortalidad no siempre es deseable, porque conlleva la tragedia de vivir para siempre.
Artista argentino
Fernández, el dibujante argentino -que lleva en la industria más de 20 años- trabajó en una innumerable cantidad de comics, incluyendo “Wolverine”, “Deadpool” y “The Punisher”, entre otros.
“Desde muy chico relacioné a la historieta con el cine de la manera que a mí me llegaba y, que llegue a la pantalla, es algo que de alguna manera u otra había soñado. Así que es algo increíble, muy excitante; muy bueno”, comentó Fernández en una entrevista.
Uno de los rasgos estilísticos del artista gráfico es el uso del contraste. Es algo común a muchos dibujantes argentinos, según comentó. “Probablemente, tenga algo que ver con el hecho de que durante muchos años las historietas que se hacían en Argentina salían publicadas en blanco y negro -dijo-. Entonces concebimos la página como para que se vea terminada en blanco y negro”.
El creador comenzó a dibujar historietas en la década del 90, para una revista de Italia. “Después empecé a buscar en Estados Unidos, porque quería tener cierta continuidad para mantenerme activo (decenas de cómics se publican cada semana en ese país). Fue una cuestión de viajar mucho, tocar puertas, tratar de conocer gente -relató-; era muy personal la cosa porque estamos hablando de cuando internet no estaba establecido como algo corriente. Fue una búsqueda personal, mandar por correo dibujos, por fax. Era más engorroso que la forma en que se puede hacer ahora”.